Tras años de observaros y escucharos a través de las alcantarillas me he forjado una opinión sobre vuestro mundo y sobre vosotros.
Vivo en una comunidad enorme, llena de más ratas como yo, pero ellas no tienen las mismas aspiraciones en la vida. Su día a día consiste en corretear por el subsuelo y de vez en cuando, asomar el morro para ver como huis despavoridos.
Hace años sembrábamos el terror allá por donde pisábamos, como Atila, pero ahora... con vuestros recursos nos mantenéis a raya, escondidas, agazapadas. Pero eso se acabó.
Porque ya os he dicho que no soy una rata cualquiera. Soy la primera rata bloguera.
Y desde mi pequeño escondite os voy a contar mi percepción del mundo.
A partir de ahora no va a haber quién me calle. No señor.